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Mostrando entradas de enero, 2022

EN EL VACIO DE TU LUZ

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En un cofre de agua guardé el dolor provocado por los vértices de tus ángulos. El arca viaja siempre entre mis brazos, y la brisa de otro tiempo teje una red de hilos en mi memoria. Para no olvidarte nunca, para quedarme siempre contigo, anoto en el libro de los muertos semblanzas de tu biografía, y una cascada de lágrimas brotan del cristal de mis ojos. Con ellas cubro el cuadrado de arena que seca la sonrisa del aire. Nada cambia. La noche se hace día, entre mis manos. Relato solidario con la Asociación  Cinco palabras

MÍRAME

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  Las sobras de la Última Cena dáselas a los pobres P. Casariego Córdoba   Vengo a ti, a ti, que consigues que lo poco crezca para compartir la nada con nosotros y alimentas al que tiene hambre y calmas la sed del mundo.   Vengo a ti, buscando un cielo que invada mi infierno y lo purifique con el pico de una jarra de agua bendita, que anuncia la metamorfosis de las orugas con sangre negra en sus alas.   Mírame, estoy aquí, me entrego a la huella de tu boca, herida abierta en los mil cristales de tu saliva.   Eres el único verde en el desierto de mis días, oasis de agua en la sequedad de mis noches. Soy el dolor que necesita de tu medicina porque mi mirada solo es sierva de tu luz.   Y tú, solo me entregas un cheque, firmado en falso.

EL HOMBRE

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  Es temprano. Abro los postigos y observo la bruma de la madrugada que aún se bate en el aire. Las luces tintinean a cuatro metros sobre el asfalto, esperan el interruptor de un reloj que nunca falla. Un hombre camina con el peso de la vida sobre su espalda, quizá el trabajo le espere y nadie le reciba al volver a casa. Le veo cruzar el parque y sus zapatos rozan el cemento de la plaza sin dejar huellas. Le cuelgo un tormento difuso e imagino para él, un agotamiento moral. Me llama la atención ese cansancio. ¿A quién abrigan sus vestimentas? ¿Por qué se centró en él mi insomnio? Quizá solo sea este duermevela mentiroso que me aleja y me acerca de/a una realidad sumergida en el alquitrán de la noche. Será mejor volver a la cama. Cerrar los ojos. Ver de nuevo las sombras que me señalan con sus dedos al dibujarse en la oscuridad de mis párpados, como figuras chinescas de un teatro negro. Negro como mi vida negra. Negra como la fosa que acoge mis cenizas.